Se cuenta que hace muchos años en el sector de Carhuello, los mapuches tenían una guerra entre ellos. Uno de los pueblos que estaba en guerra era poseedor del río que desciende desde los Ojos del Caburgua. Este pueblo era muy rico, pues se abastecía de las aguas, por lo que otras tribus indígenas los envidiaba y deseaban robarles esta posesión adueñándose de las aguas del río. Este río fue durante muchos años motivo de guerra, manteniendo a los dos caciques siempre en constante alerta para evitar ser conquistados.
Después de estos largos años de guerra el pueblo mapuche se redujo notablemente, cuando el pueblo del río ya no tenía guerreros se escondieron en el agujero azul que recibía ese nombre porque cuando el sol se escondía y llegaba la noche, las piedras del agujero brillaban de color azul.
Después de esconderse en el agujero, el pueblo que quería robar el río se apoderó de todo, asesinó a todos los que habitaban aquel lugar y no le convidaron agua del río a nadie; entonces los demás pueblos empezaron a desaparecer.
Pasaron un par de años más y el pueblo del río se reunió con los pocos pueblos que quedaban y se pusieron de acuerdo en sacrificar a sus caciques para que el pozo azul se llenara de agua y todos los que tomaran de esa agua o se bañaran en él se morirán ahogados.
Esa noche se hizo el sacrificio y el pozo se llenó de agua. Al otro día los ladrones del río descubrieron la “Laguna Azul” y sacaron agua para tomar y los guerreros se bañaron en ella y todos se perdieron en las profundidades de esta laguna y los que tomaron el agua también murieron.
La leyenda dice que si uno se baña en la Laguna Azul, se hundirá y nunca más será encontrado, tal como le sucedió al pueblo ladrón y traicionero.
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